La salud es algo completamente natural y normal.
Por otra parte, la salud no es innata y a veces es necesario aprender a mantenerla.
Nuestra salud depende en gran medida de nuestras actitudes y comportamientos cotidianos, que a su vez dependen en gran medida de nuestros pensamientos. Los pensamientos pueden generar tanto serenidad como estrés. Los pensamientos son creativos, por lo que hay que saber controlarlos.
Así, utilizando nuestro cerebro de la forma más eficaz posible, podemos tratar los síntomas sin recurrir necesariamente a la alopatía. La alopatía puede ayudar a corregir las consecuencias del estrés. Trabajar sobre nosotros mismos nos permite trabajar directamente sobre el origen de nuestro malestar, sobre la causa, para llegar a la raíz del mismo.
Por supuesto, no hay que rechazar ningún medicamento; lo importante es adaptar el medicamento a la patología.
Lo primero que hay que saber es que la principal causa de enfermedad es el estrés. El estrés surge de pensamientos poco saludables o inadecuados. Lo primero que hay que hacer, por tanto, es aprender a reconocer los pensamientos inadaptados para poder cambiarlos por pensamientos capaces de alimentar la claridad mental, la armonía en el corazón y la estabilidad en la vida cotidiana. El estrés patológico se produce cuando el estrés se hace demasiado presente o demasiado grande.
Existe un estado de conciencia capaz de aliviar la mayoría de los síntomas de forma espontánea, sin ayuda externa. La clave está en alcanzarlo.
Este estado de conciencia es capaz de resolver trastornos funcionales.
Cuando entras regularmente en este estado de conciencia, puedes prevenir enfermedades, curar otras y mantenerte sano mental, emocional y físicamente. Para lograrlo, es importante asimilar las distintas técnicas que pueden protegerte del estrés patológico.
Conoces este estado de conciencia porque ya lo has experimentado. Sólo tienes que aprender a mantenerlo durante un largo periodo de tiempo.
Es esa sensación especial que tienes cuando te vas a dormir, un estado de relajación y bienestar que también puedes sentir cuando bailas, recibes un buen masaje o experimentas un intenso placer físico.
Te sientes tan ligero que puedes salir volando, o tan pesado que la tierra te arrastra, o como si cayeras profundamente en un espacio seguro, como si te durmieras conscientemente. Es un estado de relajación profunda en el que pierdes por un momento toda conciencia del tiempo.
El presente, el pasado y el futuro se funden y se hacen uno.
La conciencia sólo conoce el presente, así que cuando experimentas pensamientos negativos del pasado, para la conciencia esto sucede en el presente y el estrés se manifiesta inmediatamente.
Del mismo modo, cuando tus pensamientos se vuelven hacia experiencias felices del pasado, tu conciencia se comporta como si las estuvieras viviendo ahora. En ese momento, refuerzas tu inmunidad y te aseguras el retorno a la buena salud.
Existen varios métodos para alcanzar este nivel especial de conciencia que salva vidas. Para estudiarlos eficazmente, es imprescindible experimentarlos, porque estudiarlos en los libros alimenta el intelecto, pero no activa concretamente la palanca de la técnica.
En otras palabras, es importante actuar y experimentar este estado de conciencia con regularidad hasta que se convierta en parte de tu cuerpo.
Para conseguirlo, es importante practicar con regularidad, estableciendo un ritmo regular hasta que la técnica se asimile y se convierta en algo natural.
Tan natural que no podrás vivir sin él.
El tiempo es esencial: se necesitarán 20 minutos al día para adquirir un buen ritmo. Cuanto más asiduamente practiques la técnica, menos tiempo necesitarás hasta que se convierta en algo automático y natural para ti.
El objetivo es entrar en un estado de relajación profunda, sin dormirse, y sobre todo, no dormirse por lo que las sesiones se suelen realizar sentados, con la espalda recta, para no dormirse.
Ciertas prácticas de masaje también son muy eficaces cuando el profesional es capaz de mantenerte alerta, consciente de tus sensaciones y sentimientos.
Como ves, se trata de navegar en el filo de la vigilia y el sueño.
Esta es la puerta de entrada al mundo del inconsciente, el mundo del agua. De aquí vienen las imágenes que te llegan.
Es también en este inconsciente donde puedes encontrar las causas de tu infelicidad. Todo lo sabes, sólo que aún no ha llegado a tu consciencia.
Se trata de mantener esta puerta abierta con una intención y un objetivo precisos, mediante ejercicios regulares. El cerebro es un músculo, así que hay que entrenarlo como lo haría un deportista.
El secreto de la curación es la conciencia personal e individual de su causa.
La verdadera conciencia es la que conduce automáticamente a un cambio de comportamiento.
¿Estás listo para entrar en una experiencia de conciencia alterada?
Para ello, tendrás que olvidar todo lo que has aprendido y adentrarte en una experiencia que no tendrás que intentar comprender, sino simplemente expresar y experimentar. ¿Por qué debes hacerlo?
Todo lo que consideramos nuestra realidad es en realidad una ilusión, y ésta es la principal fuente de nuestros problemas. Para darnos cuenta de ello, debemos ser capaces de salir de nosotros mismos, de observar las cosas desde la distancia y con desapego, de forma totalmente impersonal.
Aquí tienes un ejercicio para darte un ejemplo. Un ejemplo del trabajo que puedes hacer a diario para alcanzar este nivel de conciencia.
Sin embargo, para conseguirlo a largo plazo, necesita el apoyo de un profesional que le guíe. Existen varios enfoques para ello, como la sofrología, la meditación, el zen, el zazen, etc.
Vámonos.
El método es sencillo, pero requiere varios meses de formación relativamente intensiva antes de poder aplicarlo plenamente:
El primer paso es aprender a concentrarse, luego a meditar, pasando gradualmente a la contemplación y, por último, a la identificación.
Empecemos por el principio
Puedes seguir una de las sesiones de audio que ofrezco en el sitio.
También puedes practicarlo siguiendo estos consejos:
Siéntate con la espalda recta.
Lee tu cuerpo de la cabeza a los pies, concentrándote sobre todo en las sensaciones, las formas, los volúmenes y el peso de cada parte del cuerpo, lenta y diligentemente.
Concéntrate durante unos instantes en un objeto neutro que no te lleve a nada más que al objeto en sí, sin emociones.
Medita unos instantes sobre el koan que elijas. Un koan es una imagen o historia imposible de resolver para el intelecto, y puede ayudarte a desconectar tu conciencia de tu realidad ilusoria.
Después, simplemente contempla la imagen.
A medida que progrese tu entrenamiento, cuando estés entrenado para abrir la puerta al inconsciente, las causas de tu malestar se aclararán y vendrán espontáneamente a tu conciencia.
Necesitas que te controle un profesional porque, por tu cuenta, tus ilusiones te superarán.
Ejemplos de koanes
«Escucha el color y mira el silencio…
«Un granjero pone un huevo de gallina en una garrafa. Al cabo de 21 días, el huevo eclosiona y el hombre lo alimenta a través de la boca de la botella para que el pollito crezca en su interior. Cuando el pollo llena completamente la botella, el hombre tiene que soltar al animal sano sin romper la botella…
La formación en sofrología que ofrezco te ayudará a convertirte en sofrólogo. También es una forma de trabajar sobre ti mismo, una terapia personal, controlada y supervisada por un profesional.
Si le interesa la epopeya del pensamiento, puede empezar por el artículo publicado sobre «El pensamiento enloquecido».
Isabelle Métais