La metáfora del carruaje es una imagen utilizada para ayudarnos a comprender los distintos planos que rigen nuestra existencia y las interacciones que los impulsan.
En esta conocida metáfora, se compara al hombre con un carruaje:
El carruaje, con sus ruedas y su cabina, representa el cuerpo (plano físico). Escuchar al cuerpo es fundamental.
Los caballos representan las pasiones estimuladas por los sentidos (plano emocional).
Los caballos representan la energía que mantiene el carruaje en movimiento. Las emociones son los 4 motores de la vida (trabajo, familia, salud, fuerza creativa). Muestran el camino hacia la adaptación necesaria al terreno, a una situación.
El cochero corresponde a la razón, que gobierna los impulsos (plano mental). Si no trabajamos sobre nuestros pensamientos parasitarios, sobre la tiranía de la mente, ¿qué ocurre?
El viajero del carruaje representa el destino y simboliza el centro profundo que da sentido a la vida (plano espiritual).
En esta metáfora, la vida es como un viaje. Para que tenga éxito, es necesario respetar estos cuatro planos del ser.
Todos son importantes:
– Si el autocar está en mal estado, ¿qué ocurrirá?
Se trata de cuidar el cuerpo, de respetarlo.
– Sin el entusiasmo positivo de los caballos, ¿tendrá fuerzas para seguir adelante?
Se trata de alimentar las opciones positivas y no cambiar constantemente de rumbo.
– Si los caballos se alimentan de miedo y emociones negativas o fogosas e incontrolables, ¿en qué dirección irás?
Se trata de aprender a controlar las emociones.
– Si el cochero no puede dirigir, no puede controlar a los caballos y éstos empiezan a tirar en todas direcciones, ¿qué ocurrirá?
Se trata de controlar tus pensamientos, tus sentimientos y tu voluntad. Si el cochero no se preocupa de escuchar a sus caballos, se aísla de sus emociones.
– Si el viajero se queda al margen, si la vida no tiene un sentido profundo, un objetivo determinado, ¿adónde crees que vas?
Se trata de descubrir el sentido profundo de la vida.
Una persona realizada es multidimensional, se toma el tiempo necesario para pararse a conocerse a sí misma y ver con más claridad el terreno de su existencia.
«No tener tiempo para meditar
es no tener tiempo para mirar tu camino,
todo ocupado en caminar.
Se te puede acompañar en este proceso de transformación interior. Solo, es difícil ser suficientemente objetivo. El primer paso es comprender ciertas leyes de la vida, después conocerte a ti mismo para saber las palancas a activar para la transformación.
La sofrología combinada con la escucha activa es una técnica extraordinaria para ello.
Puedes pedir cita para sesiones con un sofrólogo, presenciales o a distancia, y aún mejor, convertirte tú mismo en sofrólogo para una terapia más profunda que también te permitirá apoyar a tus seres queridos.
La relajación (primera etapa de la sofrología) es un método especialmente interesante para aprender a gestionar las emociones.
Basta con aprender el primer nivel de sofrología para ser autónomo a largo plazo.