Recuperar una buena calidad de sueño

Significa recuperar su potencial vital.

Las consecuencias de la falta de sueño pueden ser graves: obesidad y sus consecuencias, diabetes, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares, depresión y, con los niveles de inmunidad por los suelos, las enfermedades tienen vía libre…
La dificultad para conciliar el sueño y los despertares nocturnos suelen estar causados por pensamientos intrusivos, ansiedad, estrés, problemas de morada, incapacidad para crear silencio dentro de uno mismo… Pero todo esto también es consecuencia de un estilo de vida: hiperconexión, hiperactividad, aislamiento, comer demasiado, exceso de cafeína, drogas y alcohol, falta de actividad física diaria o excesiva por la noche.

Cerrar los ojos en silencio es esencial para un sueño tranquilo y reparador, pero ¿cómo hacerlo? ¿Se puede? Sí, es posible.

El sueño se compone de 5 ciclos de 90 minutos cada uno. Cada ciclo tiene fases de ondas lentas, sueño ligero y profundo para la recuperación física y sueño REM (sueños) para la recuperación mental y neuronal.
Esto debería sumar 8 horas de sueño, esenciales para el equilibrio físico, nervioso y emocional. Un tercio de los franceses afirma dormir entre 2 y 6 horas por noche durante la semana.

La falta de sueño es un poderoso enemigo que altera la inmunidad, el cuerpo y la mente. Por eso el sueño es el mejor seguro de vida, que garantiza el buen humor, las ganas de vivir y la serenidad. Gracias al sueño, muchas capacidades vuelven a la normalidad: entusiasmo, concentración, disfrute de la vida, memoria, rendimiento, confianza en uno mismo, autoestima, dejarse llevar…

El sueño es la vida. Sin sueño, no puede haber despertar. Sin vigilia, no podemos evolucionar, nos convertimos en robots, es el encierro, el infierno. Esto hace muy felices a los que necesitan buenos soldaditos para dirigir su propio mundo. Y tú, ¿a quién ofreces tu vida, tu alegría, tu trabajo, tu precioso tiempo?

La sofrología es particularmente adecuada para entrenar el cuerpo y el cerebro a dormirse y reconectar con un sueño recuperador y de calidad.

Se trata de reeducarse a una forma diferente de funcionar a diario, de reaprender a experimentar un sueño lento y sereno. Para que el sueño sea sereno y profundo, es necesario que tú mismo estés profundamente sereno.

Hay que aprender a relativizar, a calmar el sistema nervioso y a tomar conciencia progresivamente de que existe otra manera de vivir en armonía con uno mismo.
A fuerza de estar aislados de nosotros mismos, proyectados constantemente en un mundo cada vez más violento, autoritario, falso, intransigente y caprichoso, llegamos a olvidar las bases fundamentales de la existencia. Hemos perdido la sencillez que contribuyó a la vida apacible de nuestros antepasados.
La sofrología te reconecta contigo mismo y con la vida. Convertirse en sofrólogo para los demás es admirable, pero hacerlo para uno mismo y para los seres queridos salva la vida. Sólo podemos dar lo que realmente tenemos, y educar a nuestros hijos sin educarnos a nosotros mismos es una mentira que nunca funcionará.

Algunas técnicas de relajación para dormir mejor

Los pensamientos parásitos son uno de los principales problemas para conciliar el sueño.
Antes de acostarte, tómate tu tiempo para hacer una lista de las tareas, preocupaciones y ansiedades del día siguiente. Así podrás desprenderte de ellos durante la noche y saber dónde encontrarlos al día siguiente. Tu mente estará libre para irse a dormir.

Crea tu propio ritual para acostarte. Hay que evitar los peores hábitos, lo que ya es mucho trabajo. ¿Qué es lo peor que puedes hacer?
La tablet y la luz azul, las películas y juegos violentos, el alcohol y el tabaco, las discusiones, darle vueltas al descontento, Facebook, comer demasiado y demasiado tarde, hacer deporte por la noche, cualquier cosa que pueda excitarte…
Aquí tienes algunos rituales para ayudarte a encontrar el sueño: calma, lectura, pequeños paseos por la naturaleza, música suave, ternura, una sesión de meditación, infusiones con propiedades inductoras del sueño, una ducha o baño caliente con velas, una sesión de relajación… Cualquier cosa que te ayude a soltar la mente.

El lugar idílico. Imagina o construye un lugar/situación agradable, paradisíaco. Concéntrate en esta imagen cerrando los ojos, es decir, concéntrate, piensa sólo en ella, no la sueltes. Si te vienen otros pensamientos a la mente, toma conciencia de ellos, déjalos ir y vuelve a tu construcción mental.
Repasa los detalles, toma conciencia de los colores, los olores y los sonidos. Empápate de todo. Disfrútalo al máximo. También puede ser un recuerdo agradable que refuerzas y energizas.

Autoconciencia: Túmbate para dormir cómodamente. Recorre mentalmente y despacio cada parte de tu cuerpo, de la cabeza a los pies, cada miembro, uno por uno. Sé consciente del peso y las sensaciones de cada parte. Toma conciencia de las tensiones y libéralas conscientemente a medida que avanzas. Si surgen pensamientos, toma conciencia de ellos y aumenta tu concentración en la lectura del cuerpo. Desaparecerán por sí solos.

Respiración profunda y tranquila. Ralentiza la respiración.
– Inspira muy lenta y profundamente, expandiendo el estómago,
– Aguanta la respiración con los pulmones llenos de aire durante al menos 5 segundos,
– Exhale lenta pero completamente,
– Aguanta la respiración con los pulmones vacíos y el abdomen plano (5 segundos como mínimo).
– Inspire lenta y profundamente, inflando el abdomen…
Repita durante al menos 10 minutos, idealmente 20 minutos.

El momento de retención del aire es también un momento de silencio interior total.

La respiración 4-7-8 permite ralentizar la respiración y liberarse de pensamientos inútiles y perjudiciales. Debes concentrarte en el paso de los segundos.
– Inspira por la nariz durante 4 segundos,
– Aguanta la respiración durante 7 segundos
– Espire por la boca durante 8 segundos.
– Repite el ejercicio de 4 a 10 veces.

9 août 2023