Sofrología y Koan

ACCESO A LA LIBERTAD INTERIOR

El koan es una pregunta o acertijo diseñado para ayudar a una persona a progresar en el camino hacia la iluminación, obligándola a abandonar el razonamiento y todas las consideraciones intelectuales. Es una frase paradójica, concebida para que nos demos cuenta de los límites de nuestra lógica. Puede parecer absurda, pero te obliga a hacer una nueva gimnasia. Su objetivo es despertarte a una percepción diferente de la realidad.

El kōan adopta la forma de un enigma que no puede resolverse intelectualmente. El meditador, el sophronisant, debe entonces abandonar la aprehensión habitual de los fenómenos para dejar que la verdad penetre en él.

El objetivo es despertar y abrir nuestra conciencia.

¿Por qué?

Se trata de aprender a no permanecer atrapado en ilusiones, conceptos ilusorios y creencias -eso es lo que causa dolor-, sino de salir de ellas para poder ver el mundo con ojos nuevos y neutrales.

Una visión totalmente libre de prejuicios.

Se trata también de tomar al pie de la letra la resolución del kōan durante las sesiones formales, pero en última instancia, más ampliamente durante cada una de sus actividades cotidianas, hasta alcanzar la comprensión, el despertar de la conciencia.

En ningún caso debe explicarse el koan.

Depende de cada persona entender, vivir el kōan.

¿Por qué combinar Koan y terapia de relajación?

El Koan es una baza importante para tu práctica.

¿Qué es un «Koan»?

Para responder a esta pregunta, profundicemos en los orígenes de la sofrología.

Cada uno de los tres grados fundamentales de relajación dinámica implica un enfoque único del universo personal, en relación con los planteamientos orientales de los que proceden:

  • El 1er grado permite experimentar, de manera sofrónica, prácticas del yoga hindú.
  • El 2º grado es una aproximación sofrológica a las técnicas del budismo tibetano.
  • El 3er grado toma prestada su orientación meditativa del Zen japonés.
  • El 4º grado te enseña a mirar el mundo de una forma nueva. Se basa en los tres primeros grados.

La práctica del koan apareció por primera vez en el budismo chino en el siglo IX.

Mediante el estudio de un koan desaparecen tus pensamientos y las necesidades de tu ego. De repente, te conviertes en uno con el koan y el cuerpo-mente se separa.

Te das cuenta de que no eres «el yo nacido del cuerpo», nacido de tu herencia, nacido de tu educación, sino que eres un espíritu libre, abierto y despierto, que vive en un cuerpo sometido a creencias y percepciones erróneas de la realidad.

Esto te da acceso a la libertad (RD3 3er grado de sofrología).

En francés, las palabras y expresiones no siempre se entienden en su sentido literal, pero en «koan» siempre es así. El espíritu debe ir siempre más allá de la palabra.

Porque la palabra mata y el espíritu vivifica.

Se trata de dejarse llevar por la imaginación, por la mente. No se trata de buscar un equivalente a los conocimientos previos.

El koan debe dar lugar a la aparición espontánea de algo hasta entonces desconocido. La forma en que percibimos el mundo se transforma de un modo que nunca habíamos imaginado. Este trabajo nos permite aprender a detectar lo que hay detrás de las palabras, detrás de nuestras propias percepciones del mundo.

Entre otros beneficios, esta habilidad te permitirá detectar el verdadero sufrimiento oculto tras una agresión verbal, tras una justa verbal, tras un problema existencial y personal.

Te sugiero que pruebes ésta: «Con las manos vacías, sostengo una pala«.

9 août 2023