Funcionamos según patrones preestablecidos y son ellos quienes viven a través de nosotros. Nosotros hablamos y ellos hablan; nosotros actuamos y ellos actúan. Se dice la palabra, se hace el acto, y cuando tomamos conciencia de ello, a veces nos arrepentimos, pero a menudo es demasiado tarde. Por tanto, es necesario sanar estos modos de funcionamiento enfermos o sustituirlos.
Si eres ciego y sordo, seguirán haciendo su agosto sin que puedas hacer nada por evitarlo. Observar con vigilancia, detenerse un momento, tomarse el tiempo de mirar hacia atrás puede ayudarte a transformar tu vida.
Es como si hicieras una foto de una escena mal representada, como si atraparas en esa imagen un pensamiento, una actitud, una palabra o un gesto que no te convienen. Entonces puedes reelaborar esta experiencia para transformarla en una victoria adoptando las actitudes adecuadas para la situación.
Te sugiero que practiques repitiendo cada escena hasta que la película se adapte a ti, utilizando tu imaginación y tu visualización creativa para darle vida.
Se trata de una meditación activa que permite redefinir una situación visualizando una escena de forma diferente. A través de este trabajo, se puede cambiar todo el destino. La situación se repetirá inevitablemente, quizás no exactamente de la misma manera ni con la misma persona, pero volverá de otra forma, eso es seguro. Volverá, implacable, como un amigo que parece decir: «Mírame, sólo mírame, ayúdame, cúrame, libérame, estoy atrapado en un patrón que no está bien».
Todos tenemos la capacidad de cambiar las cosas. Si revives esta situación en tu imaginación, la estás reviviendo realmente. Llegará un momento en que, a fuerza de haberla revivido correctamente en la visualización, se manifestará concretamente; entonces estará en fase de curación, porque habrá actuado de otra manera, habrá dado un paso más, un paso que le llevará hacia otro destino.
Es un camino de sanación, un camino en el que la perseverancia es vital, porque la situación se manifestará de otras maneras hasta que todas sus facetas hayan sido sanadas y liberadas.
De fotografía en fotografía, de visualización en visualización, el objetivo es sanar todo por dentro, sustituir todas las actitudes erróneas por un comportamiento correcto y bueno que emane de una conciencia despierta. Las fuentes de energía deben ser el entusiasmo y la alegría, no la impaciencia y la guerra; por lo tanto, es necesario relajarse, porque no se trata sólo de un objetivo a alcanzar para vivir mejor cada día, es el camino de la vida.
Este trabajo es poderoso porque dinamiza y refuerza nuestra capacidad de vivir conscientemente. La conciencia es algo muy valioso, porque es nuestra verdadera tierra interior. Tenemos la opción de vivir en una tierra árida, seca y lúgubre, pero también tenemos la posibilidad de cuidarla con amor y fuerza, regándola con bellos pensamientos para que florezcan sentimientos de alegría y podamos recoger los frutos del árbol del despertar. Somos los verdaderos jardineros de nuestra tierra interior. Sólo tenemos que darnos cuenta de ello y ponernos manos a la obra, aunque, lo reconozco, ¡preferiríamos no tener que arrancar las malas hierbas!
«La lámpara del cuerpo es el ojo. Si, pues, tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso». (Mateo 6:22)
Da un paseo por la naturaleza y repite una y otra vez: «Los dioses piensan en mí», y verás tus pensamientos bajo una luz diferente.
Si le interesa la epopeya del pensamiento, puede empezar por el artículo publicado sobre «El pensamiento enloquecido».