😄Una sonrisa en la mano😂
He aquí un consejo muy sencillo que te ayudará a recuperar la serenidad en cualquier situación, a volver a acceder a tu bienestar interior tras un ataque de estrés o una emoción violenta, y a evitar que estallen el descontento o la ira….
El primer paso consiste en dibujar conscientemente una pequeña sonrisa en la mano al empezar el día, con una intención clara.
Puedes elegir dibujarla en la mano, en la palma, en un dedo, etc.
Asegúrate de elegir la mano no dominante (con la que no estás escribiendo), ya que así será más fácil calmar la emoción creciente.
Cuando dibujes conscientemente esta sonrisita, debes poner en ella una intención de calma, paz, serenidad, dejar ir, dulzura, o cualquier otra virtud que necesites para volver a un estado de serenidad. «Conscientemente» significa que cuando dibujes esta sonrisita debes hacer el esfuerzo de sentir la emoción deseada para anclarla.
Para ayudarte, simplemente evoca imágenes y recuerdos agradables de una época en la que te sentías en el estado deseado.
Cuando surja el estrés, el miedo o la ira, coloque esta sonrisa delante de sus ojos, a unos 30 cm de la nariz.
Mueva suavemente los dedos para relajar la mano.
Mira la sonrisa y dite a ti mismo la palabra o palabras que pusiste en ella cuando la dibujabas (calma, serenidad, dejarse llevar, dulzura o cualquier otra virtud que necesites).
Al mismo tiempo, respira profundamente tres veces, hinchando el vientre mientras repites las palabras, y luego exhala lentamente por la nariz, metiendo el vientre. Debes sentir el aliento de tu exhalación en la mano que tienes delante.
Al espirar, te liberas conscientemente de todo lo que te hace sentir mal.
Las contra-virtudes como la ira, el descontento, la tristeza, etc. generan tensiones en el cuerpo. Estas tensiones suelen ser reflejos automáticos (una de las consecuencias es el puño cerrado en ataque o en defensa).
Así que procura relajar todos los músculos de la mano.
Comprobarás que este simple esfuerzo por relajar la mano te permite relajar la mayoría de los músculos de todo el cuerpo.
Este pequeño y sencillo ejercicio debe repetirse cada vez que lo necesite, ya que acabará provocando un reenfoque sistemático seguido de una emoción calmante y reguladora del estrés.
La infelicidad suele deberse a que has abandonado tu centro, a que vives en la periferia de ti mismo. Así que tienes que volver a tu interior, como si dieras un paso atrás, como si te sentaras de nuevo en tu silla.
Los circuitos de reacción de ataque y defensa se cortocircuitarán de inmediato y recuperarás la calma en un santiamén.
El secreto del éxito es practicar sistemáticamente este pequeño ejercicio: cuanto más lo hagas, más rápido funcionará.
Isabelle Métais